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Eh, eh, eh, despierta Zachemius
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¿Ya es de día?
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No, pero me aburro, ¿Qué hay de comer hoy?
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Pero mi señor, si aún ni has desayunado
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Ajajá, ¿Te has dado cuenta tú también, no? Ve a
buscarme algo de desayunar, venga que nos espera un día muy largo.
Zachemius se levantó trabajosamente del suelo. Había cedido
su cama a Berktaroth, si es que ese armatoste era digno de tal nombre. Ciertamente,
había poca diferencia entre dormir en esa cama y en el suelo aunque Berktaroth
no parecía haberse dado cuenta, tenía la misma cara idiota de felicidad que
siempre.
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Hoy vamos a ir en busca del mítico Oráculo de
Belfos, he de preguntarle una gran duda que tengo: ¿Cómo pescaban ballenas en
la Edad Media?, ey espera no, esa no era… Ummm… ¡Ah! La cuestión es cuál es la
mejor forma de conquistar el mundo. Porque claro, en este planetucho, todas las
criaturas fueron creadas por el imbécil de Linnezazel y no tengo poder sobre
ellas – Esto último lo musitó para el cuello de su camisa.
-
¿Qué no tienes poder sobre ellas? ¿Ninguno? Pero,
¿Tú no decias que eras poderosísimo y blablablá? – Repuso Zachemius burlón
-
Bueno, sólo puedo usar un poder, pero es muy
peligroso y tenebroso. Su nombre es maldecido por todos y temido por cualquier
criatura viviente. El nombre de ese maléfico poder es…
Observó fijamente a Zachemius que se había escondido detrás
del sillón y se había tapado la cabeza con una manta.
-
¿No quieres oírlo? – dijo con una sonrisa
maquiavélica
-
No estoy seguro – Dijo un temblequeante
Zachemius
-
¿De verdad? ¿No tienes curiosidad?
-
¡No!
-
Te lo diré de todas formas: se llama ‘’MALMETER’’
– Dijo Berktaroth con voz cavernosa
Zachemius se escondió debajo de una mesa, abrazado a sus
piernas y balanceándose hacia delante y hacia atrás. De vez en cuando, se daba
con una mano en la cabeza, haciendo un ruido de ‘’Ah, ah, ah’’
-
Espera – reflexionó Zachemius – Qué tontería
Zachemius se puso de pie, sacudió su túnica y observó
fijamente a Berktaroth con aire burlón.
-
Jo odio que menosprecien mis poderes jum
Berktaroth se fue a una esquina y se puso de cara a la pared
mientras que relataba para sus adentros.
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Venga hombre, no quería ofenderte
-
Jummm
-
Venga ya
-
No respiro
-
¿Qué?
-
¡Qué no estoy respirando! – La voz de Berktaroth
sonó estrangulada
-
En otra persona quizás me preocuparía pero tu
eres un dios, se supone que no puedes morir
- Jumm sigues hiriendo mis sentimientos, sólo
porque no pueda morir no quita importancia al hecho de mi actitud ofendida.
Con un suspiro, Zachemius se apartó de él y buscó entre sus
libros la ubicación del Oráculo. Según decían sus volúmenes:
‘’El Oráculo de Belfos fue construido por los grigos hace
miles de años. Estos eran una civilización bastante avanzada a su tiempo. Sus construcciones
eran muy bellas y duraderas, y ellos eran un pueblo muy longevo. Esta civilización
daba mucha importancia al arte, la cultura y, sobre todo, a los modales.
El Oráculo de Belfos era una maravilla de construcción. Hecha
en mármol pulido, con innumerables columnas, altos techos abovedados, tienda de
souvenires, chiringuito de helados, y piscina climatizada. Los grigos iban a
preguntarle cosas a la silbina, que era como se denominaba a la sacerdotisa
encargada de mirar el fuego sagrado y desentrañar de él las respuestas a esas
preguntas. Por un módico precio (Se hacía descuentos a los grupos, a los
colegios y a los mayores de 65 con carnet oro) cualquiera podía preguntarle lo
que le inquietaba y ella respondía. A veces, las respuestas requerían de
interpretación, para ello disponibles en el recinto adyacente los agures, que
por otro módico precio, interpretaban respuestas de la silvina (Descuento del
hasta 15% con carnet de universitario).
Sin embargo, la ubicación de tal edificio, así como la de la
civilización griga se ha perdido en nuestros días. Un grupo de expertos afirman
que se encuentran bajo las aguas del Mar Brr, otros afirman que la civilización
fue destruida por el impacto de un enorme meteorito que se sintió ofendido porque
los grigos lo miraron mal y otros no afirman nada ya que en el momento de
plantear su hipótesis se encontraban con la mente bastante lejana bajo el
efecto de ciertas sustancias que se creen estupefacientes.’’
Berktaroth se acercó al nigromante, ya bastante apaciguado.
-
¿Qué pone en ese tocho tuyo?
-
Que se desconoce la ubicación del Oráculo, mi
señor
-
Ajá
-
¿Qué vamos a hacer entonces?
-
Pues preguntar
Y aquí estaban, delante del Oráculo. Es curioso a donde
puedes llegar si preguntas a los viejecitos que encuentras en aldeas por el
camino. Una vez que has escuchado un rato sus batallitas del tipo:
‘’Cuando yo era joven
serví en el ejército que defendió el Oráculo del ataque del kraken asesino.
Éramos veinte en la compañía. Hacía frío y no se veía nada debido a la densa
niebla. Sólo se oían los espantosos chillidos del kraken que había vuelto a
pisar un manojo de algas del lecho marino. Eso le repugnaba muchísimo ¿sabe
joven? Y cuando enloquecía…’’
Y que has escuchado sus quejas también del tipo:
‘’En mis tiempos, un mozalbete decente como tú no iba en
busca de Oráculos ni Oráculas. Se quedaba en su granja, cultivaba los campos y
tenía muchos hijos que le ayudasen con las labores cotidianas. Pero claro, los
mozuelos de hoy en día ya no respetan nada…’’
En fin, que había sido duro, sobre todo para Zachemius, ya
que Berktaroth se desentendía del asunto cada vez que el ancianito de turno se
ponía a chapar, pero habían conseguido llegar a su destino.
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Wiii – Dijo Berktaroth feliz – Hemos llegado al
fiiiiiin.
-
Si wiii – Dijo apesadumbrado Zachemius – Al fin,
gracias a los dioses (Berktaroth se había tirado las tres últimas horas de
camino: ‘’¿Falta muuuuuucho? Tengo haaaaaambre, tengo sueeeeeeño, quiero
pataaaaaaatas, quiero sentaaaaaarme, este banco está friiiiiiio ¿Cuándo
llegaaaaamos?)
El Oráculo era un edificio bastante… normal. Hecho de
ladrillos, parecía más una granja que un Oráculo legendario. Si no fuese por el
letrero en la entrada que ponía: ‘’Horákulo de Velfos’’ se lo hubiesen pasado
de largo.
Zachemius entró y se acercó a recepción. Se acercó receloso
a lo que parecía un ser humano detrás de un mostrador de madera mugrienta.
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Emmm, ¿Hola?
-
Ey ¿qué paisa premoh? ¿y tú que quiereh?
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Discúlpame pero, ¿Esto es el Oráculo de Belfos?
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Ay pero soh tolaih ¿no ah vistoh el cartel de la
entradahh? Claroh que eh, lo queh pasah eh queh desdeh que mi pápa lo compró,
la enteh dejoh deh venih, noh sabehmoh por queh.
Zachemius entendió perfectamente por qué había desaparecido
la ubicación del Oráculo: para ahorrarle a la humanidad entera conversaciones
de este tipo que te daba la sensación de estar hablando con algo con toda la
pinta de no haber evolucionado mucho desde los tiempos de las células
eucariotas.
-
Emmm, la silbina ¿Está disponible?
-
Ay claroh que sih premoh, sigueh las flechas
Unos letreros de madera con forma de flechas apuntaban hacia
una sala oscura de aspecto siniestro. Zachemius se detuvo en el umbral. No tenía
miedo de monstruos malignos devoradores de hombres ni cosas por el estilo. Tenía
miedo de que hubiera más especímenes como el de la puerta y que tuviera que
verse obligado a hablar con ellos.
CONTINUARÁ
Y EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO...
¿QUÉ HABRÁ EN LA SALA? ¿HABRÁ MÁS CRIATURAS COMO LA DE LA
ENTRADA? ¿SERÁ LA SILBINA UNA DE ELLAS? SI ES ASÍ, ¿NO LES VALDRÍA MÁS IRSE POR
DONDE HAN VENIDO PERO CON SU DIGNIDAD INTACTA? Y BERKTAROTH ¿CONSIGUIÓ AL FINAL PATATAS Y UN BANCO PARA
SENTARSE QUE NO ESTUVIESE FRÍO?
NO SE PIERDAN EL CAPÍTULO 2 DE: LA VENGANZA DE BERKTAROTH
lo mejor que he visto desde me bebí ese bote que ponía "no ingerir, peligro de paranoya y alucinaciones"
ResponderEliminarGracias! Me esfuerzo mucho por hacerlo lo más rayante y loco posible :D
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