sábado, 28 de abril de 2012

Capítulo 5 En busca de la princesa

El mayordomo nos condujo por intricados pasadizos, deteniéndose de vez en cuando a pulsar alguna palanca, poner una bomba en algún muro o quitarse de un manotazo a algunos molestos murciélagos que pululaban por el castillo. Lo hacía  con el aburrimiento de lo monótono y comprendimos mejor la naturaleza de su crimen. En un momento dado, con gran rapidez sacó una botella y atrapó algo en ella que hacia un ruido cursi.

-          Son muy esquivas pero útiles – Dijo
Proseguimos y nos detuvimos ante una trampilla.
-          Aquí es – Susurró el mayordomo
-          ¡¿Qué?! – Preguntó Berktaroth estridentemente con los cascos puestos - ¡No se te oye nada!
Zachemius con un suspiro se los quitó.
-          ¡Eh que estaba escuchando Crush!
-          Ya lo escucharás luego. El mayordomo dice que hemos llegado.
-          Si, aquí es. Necesitareis esto.

El mayordomo sacó de un bolsillo un objeto azul y se lo entregó a Razz el cual hizo un sonidito de ‘’ ¡Tatatataannnnn, Has obtenido la Ocarina!’’

-          Perdón – Dijo Razz – Me he metido demasiado en el papel creo
-          Y ¿Para que queremos esto? – Inquirió Berktaroth con asombro – Donde esté una buena guitarra eléctrica…
Razz, Zachemius y el mayordomo dejaron a Berktaroth aparte tocando solos en una guitarra invisible.

-          Así podréis pasar ante Fluffy
-          ¿Qué es eso?
-          Viene de otra historia, ¡No me preguntéis más! – El mayordomo estaba aterrado – Yo he cumplido mi parte del trato. Si pasáis las pruebas, los aposentos de la princesa Lerda están al final. Yo me largo.

El mayordomo puso pies en polvorosa. Razz observó la ocarina que tenía entre las manos. Zachemius convenció a Berktaroth de que no era el mejor momento para tocar su propia versión de ‘’Nothing else matters’’ y abrieron la trampilla.

Un pestazo mortal les alcanzó las narices casi tumbándolos de espaldas.

-          Ah este olor me trae muchos recuerdos – Dijo Berktaroth soñador – Recuerdo que…

Durante varios minutos, Razz y Zachemius observaron a Berktaroth inmóvil casi sin pestañear mirando a un punto lejano del infinito. Razz miró al mago levantando irónicamente una ceja.

-          Si, le suele pasar – Respondió Zachemius – Nunca se acuerda de que nosotros no podemos ver sus Flash-Backs.
-          ¿A que te recuerda? – Le preguntó bruscamente el asesino a Berktaroth
-          ¿Em? Ah, sí. La princesa Lerda, si. Pues me recuerda al perro que teníamos allá en el inframundo para vigilar. ¡Más mono! – Dijo Berktaroth poniendo ojitos
-          ¿Seguro? – Dijo el asesino desconfiado - ¿Cómo era?
-          Pues… mucho más alto que vosotros, sí. ¡Y con tres cabezas! ¡Podías darle de comer y lanzarle palitos a la vez! ¡Que chachi era!
-          Eh, y hay alguna forma de… ya sabes ¿sobrevivir?
-          Si, era muy bueno – Dijo el Dios apesadumbrado – Si le tocabas música, enseguida se dormía.

Razz se coló ágilmente por la trampilla. Se oyó un horrendo gruñido seguido de ruidos como dentelladas. Una melodía evocadora flotó etéreamente por la trampilla durante varios segundos. Zachemius sintió que se relajaba, su mente se llenaba de niebla…

La voz del asesino surgió repentinamente rompiendo el hechizo.

-          ¡Vamos! ¡No creo que el efecto dure mucho!

El mago y el dios descendieron presurosamente. Razz se encontraba al lado de un enorme perro cuyas tres cabezas se encontraban sumidas en lo que parecía un sueño ligero. De vez en cuando, asomaba el destello de un ojo rojizo entre los párpados. Se apresuraron hacia la puerta de detrás, Zachemius casi arrastrando a Berktaroth, el cual observaba al can con admiración. Cerraron la puerta justo a tiempo de oír como una de las fauces del perro que se había ido acercando sigilosamente a ellos, se chocaba contra ella.

-          Puf hemos salido ilesos – Dijo Zachemius contento
-          Y que lo digas – Razz estaba animado – Ha sido complicado, sobre todo cuando ha intentado arrancarme la cabeza pero bue, al final se ha dormido
-          Si, si, has hecho un trabajo magnífico
-          ¿Lo dices de verdad?
-          ¡Claro que sí hombre, si es que eres el mejor!
-          Na, lo dices por decir
-          Oye, yo no es por cortar vuestro conmovedor cortejo – Dijo Berktaroth con voz aburrida – Pero yo que vosotros miraría hacia abajo.
Una enorme planta enroscaba sus tentáculos vegetales en sus piernas.
-          ¿Y por qué tú no tienes? – Chilló Zachemius
-          Porque yo soy un dios – Alardeó Berktaroth
-          ¡Haz algo!
-          Bueeeeno – Berktaroth apuntó cuidadosamente con el dedo y surgió un rayo rojo que carbonizó la planta al completo en un segundo. El vegetal se desintegró.
-          Prosigamos – Propuso Zachemius respirando hondo

Llegaron a una habitación de techos altos y grandes dimensiones. En el lado opuesto, una gran puerta con una enorme cerradura plateada parecía mirarlos ceñudamente. Y en el techo de la habitación…

-          ¿Qué es eso? – Preguntó Razz
-          ¡Son pajaritos cuckis! – Berktaroth estaba entusiasmado
-          No, no lo son
-          ¿No? – Berktaroth hizo un puchero
-          No, son llaves, llaves voladoras. Sólo una abre la puerta – Dijo Zachemius observándolas con ojo experto
-          ¿y cómo vamos a llegar?
-          ¡Volando! – En una esquina había un cuarto de la limpieza. En su interior descansaban varias escobas.
-          Ni hablar – Se negó Berktaroth – Es indigno. Paso.

Tres horas más tarde…

Un Zachemius despeinado, frustrado, enfadado, indignado, con la ropa hecha jirones y llena de ramitas y picotazos, bajó de la escoba con una llave en la mano.

-          Como no sea esta os juro que…

La llave entró en la cerradura y la puerta se abrió. Zachemius se recompuso como pudo y traspasaron el umbral.

Un enorme tablero de ajedrez ocupaba toda la sala. Una puerta cerrada se encontraba detrás.

-          ¡Ni hablar! – Dijo Zachemius casi llorando - ¡No sé jugar!
-          Yo tampoco – Razz se hizo el sueco
-          Ps esto es un aburrimiento… además… el juego gana cuando muere el rey ¿no?
-          Creo que si
-          Pueeees…

Berktaroth se puso en posición. Extendió los brazos, unió las manos por las muñecas desplegando las manos y mientras exclamaba:

-          Kamehame… ¡HAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAA!

El rey contrario fue barrido violentamente por un enorme haz tubular de luz azul. Las fichas de ajedrez se retiraron sollozando y despotricando algo acerca de que ‘’los dioses, siempre haciendo trampas’’. La puerta se abrió.

Nada más entrar fueron cercados por un fuego verdoso que rodeó toda la sala. En el centro, había una fila de redomas de cristal de diversas formas y tamaños y una nota. Esta decía:

‘’ El peligro yace ante ti, mientras la seguridad está detrás,
Dos queremos ayudarte, cualquiera que encuentres,
Una entre nosotras siete te dejará adelantarte,

Otra llevará al que lo beba para atrás,
Dos contienen sólo vino de ortiga,
Tres son mortales, esperando escondidos en la fila.
Elige, a menos que quieras quedarte para siempre,
Para ayudarte en tu elección, te damos cuatro claves:
Primera, por más astucia que tenga el veneno para ocultarse siempre encontrarás alguno al lado iz­quierdo del vino de ortiga;
Segunda, son diferentes las que están en los extremos, pero si quieres moverte hacia delante, ninguna es tu amiga;
Tercera, como claramente ves, todas tenemos tamaños diferentes: Ni el enano ni el gigante guardan la muerte en su interior;
Cuarta, la segunda a la izquierda y la segunda a la derecha son gemelas una vez que las pruebes, aunque a primera vista sean diferentes’’


-          Enigmas – Se quejó Berktaroth – Nunca me han gustado
-          Pero ¡¿Qué haces?!
Berktaroth cogió todas las botellas, las vació y lo miró.
-          ¿Qué decías?
-          Na-nada
-          Y ahora

Con un gesto perezoso, Berktaroth extinguió las llamas mientras se frotaba la barriga.

-          Alguna no me ha sentado muy bien

Se acercaron a la puerta. Allí estaba, al fin, la puerta de los aposentos de la princesa Lerda. Lo habían logrado.

CONTINUARÁ

Y EN EL PRÓXIMO CAPÍTULO…

¿QUÉ HABRÁ DETRÁS DE LA PUERTA? ¿ESTARÁ YA AL FIN LA PRINCESA? ¿O LES ESPERARÁN MÁS PRUEBAS? Y BERKTAROTH ¿QUÉ LE HABRÁ SENTADO MAL? ¿HABRÁ SIDO EL VINO DE ORTIGA? Y YO ¿DEJARÉ ALGÚN DÍA DE PREGUNTARME COSAS? ¿NO SE SUPONE QUE YO DEBO SABER MEJOR QUE NADIE COMO CONTINÚA LA HISTORIA?

NO SE PIERDAN EL PRÓXIMO CAPÍTULO DE: LA VENGANZA DE BERKTAROTH

No hay comentarios:

Publicar un comentario